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Causas Pendientes, comenzó a generarse hace ya un par de años, juntando imágenes nuevas y antiguas, unas decían más que otras pero faltaba la conexión extrema entre sí, ese vínculo que pudiera unir una imagen con algo más allá, algo no espiritual pero a la vez que elevara la espiritualidad a lo terrenal, a la carne, a la putrefacción y oxidante pasar de la vida.

Cuando creé cada una de las imágenes en mi cabeza sólo existía la desolación que puede causar el despojo de un vínculo que estuvo afiatado a uno mediante conexiones de carne, hueso y músculos, cada uno de esos sentimientos me llevó a vomitar una creatividad violenta y quejumbrosa, atropellando a la inocencia que casi ya no existe en mí.

La muerte de cada imagen, la muerte de cada espacio se representa con la corrosión de los objetos, la corrosión de la carne y el pensamiento que deja entrever esa falta y deseo de vivir. La muerte la he mirado con ojos no de falta de vida, sino como una ausencia, un grito en el silencio de la noche, una falta de sueños, no necesariamente como la muerte física y mental del cuerpo. Cada imagen refleja un estado putrefacto de vida, silencio, ausencia, profundidad y especulación.


 

Circo, es un ensayo fotográfico que surge de la casualidad, del estar en el momento y el lugar. El recogimiento visual, que me lleva a jugar en un estatus quo, un estado que me trasporta a un momento sensible, cercano, furioso y carente de cuestionamientos. Precariedad, pasión, abandono, fuerza y coraje, valentía, son elementos que encierran estas imágenes, es la sensación que me recorrió por la sangre al compartir con cada uno de los personajes retratados. Las realidades son cercanas pero tb lejanas en cuanto a el como, donde y porque. Esa tarde era muy fría, tanto que cada uno de mis huesos se congelaba en cuanto pasaban las horas, el lugar estaba casi en el culo del mundo, donde la carencia general jugaba muy de la mano con cada uno de los rostros del rededor, cada centímetro de terreno olía a furia, a ganas de gritar constantemente y reclamar la dignidad perdida ya hacia mucho. Era una imagen de película ochentera, de golpe militar, de persecución y muertos desaparecidos, pero el show cada noche debe continuar, como una resignación habitual, cada rostro tenia marcadas las huellas y grietas de vidas de sufrimiento y rechazo, pero de una altanería sublime según pasaban los años. Desconocidos fuimos al llegar, luego ya pertenecíamos a la familia, que compartió la marraqueta, la hallulla latiguda y chiclosa con mortadela lisa y margarina Pamperita. Cada habitáculo tenia una historia particular, cada humano que ahí dejo traspasar esa intimidad con un ojo atrevido en sus vidas tenia ese algo por contar, por lucir, por pavonear orgullosamente su carrera, su caminar por este show habitual, solitario y olvidado. No pare de mirar, de preguntar, de bañarme de las historias tristes, alegres, de despedidas, camaradas muertas y persecución.

Al salir del lugar y mientras me alejaba solo en silencio, me ponía a pensar y entrar en ese proceso de religioso recogimiento y preguntarme hasta donde llega la pasión, hasta donde somos capaces de dejar todo por un ideal, por algo que una vez que lo descubres jamás puedes dejarlo de lado.

 


Matutino, es una serie simple, que habla del estado de soledad y abstracción mental, estados alterados, confusos y solitarios. En esta serie simplemente el lector tiene la gran labor de darle un significado personal a cada imagen, no existen patrones ni colores, solo se sigue al instinto indómito de cada lector, una imagen a veces es mas de lo que uno piensa al hacer «click»